lunes, 22 de julio de 2013

Día 17 - Guadalajara - Trigueque

¡Que sueño! El despertador hoy no se calla y me levanta.
Las calles oscuras iban algo alumbradas por alguna farola que había por ahí.
Desde que salimos de nuestra tierra, de nuestra Andalucia, de noto perfectamente el cambio del clima.
Pasamos de la calor al frío, pero niño hacia tampoco mucha para abrigarnos hasta las orejas.
Una compañera de la PAH de Guadalajar nos acompaño unas dos calles hasta donde haría relevo con Mario su compañero y que iría con nosotros hasta el siguiente pueblo.
Los paisajes de la ruta eran preciosos, la belleza que observábamos de esos parajes era imposible explicar con solo unas palabras.
Cerca, había una cuadra donde se hallaban unos caballos, no sé si serian salvajes o no, aunque daban pinta de que lo fueran.
A mitad de la marcha, nos despedimos de Mario que se volvió con su bicicleta y al que queremos dar las gracias.
Andando, llegamos a Torija, un pueblo pequeño con un castillo y murallas empedradas al igual que las casas de ahí. Daban sensación de que estuvieran en la Edad Media, por la arquitectura,por el ambiente que se respiraba de las calles solitarias.
Pero en mi opinión, quisiera hacer una pequeña comparación, nadie diría que no hayamos viajado al pasado y estemos en esa época, porque si os fijais estamos en una sociedad en la que se dividen en dos clases: la alta y la baja, porque la media están acabando con ella.
Antes, se dividían en plebeyos y ciervos o vasallos y ahora es los capitalistas que nos gobiernan y los obreros que sudamos la gota gorda bajo el sol, para llevar un trozo de pan a nuestra casa.
En la que a los segundos se les quitan los derechos y se les excluye de muchas cosas, haciendo de ellos pues eso unos esclavos.
No digo esto por decir o rellenar texto ni es que sea exagerada pero es la verdad. Nos privatizan y nos quitan todo cuanto tenemos poco a poco mientras los de arriba se benefician gracias a nosotros a cambio de nada.
¿Y sabéis que? El pueblo ha evolucionado y se han cansado de ese trato haciendo de su lucha el nuevo cambio.
Después de andar varios kilómetros, llegamos a nuestro destino Trigueque, un pueblo demasiado tranquilo por mi pensar, pequeño que no superaría los mil habitantes en  casas empedradas de estilo rustico-campestre con calles silenciosas que se hallaban por el pueblo.
Sin recibimiento alguno, fuimos al ayuntamiento donde solo nos atendió un concejal y quien fue el que nos busco alojamiento.
Frente al ayuntamiento, una biblioteca donde pasaríamos la noche, era de dos plantas, arriba donde se situaba la zona de lectura (cerrado con llave) y abajo la ludoteca, zona de actividades y juegos donde estábamos nosotros con nuestras colchonetas y los sacos. 
Solos, en el sentido de que no recibimos mucha ayuda por parte del pueblo,tuvimos que ir buscándonos ese día la vida. Así que decidimos ir a comer a un restaurante de carretera para comer algo caliente, la comida no fue del diez pero mejor que nada es.
Por la tarde como no teníamos charla, nos sirvió para descansar y así transcurrió nuestra tarde y noche, porque
estuvimos un rato sentados fuera pero luego nos metimos para dentro por el comienzo de una pequeña lluvia.
Nuestra noche fue cenar unos bocadillos y descansar pronto, acabando el transcurso del día.

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